Conociendo el
evangelio
¡Hay muchas religiones en el mundo. Cada una de éstas proclama ser la mejor.
(Si no lo hiciera, difícilmente podría mantener a sus seguidores.) ¿Cómo
ingresa la gente en tan diferentes religiones? ¿Podrán escoger cuidadosamente
entre tantas y encontrar la mejor?
Para la mayoría de la gente, la Escogencia Múltiple pareciera haber sido
hecha por ellos. Nacieron en su grupo religioso. Están manteniendo viejas
creencias y tradiciones transmitidas por sus antepasados. Estas creencias son
muy respetadas; sin embargo, éstas suelen pertenecer al lugar de nacimiento de
uno. ¿Qué pasa si uno ha nacido en un país diferente, con diferentes creencias
y tradiciones? También existen ahí otras creencias que serán respetadas
grandemente. ¿Las haría esto mejores? ¿Las haría esto verdaderas? Con seguridad
existe una mejor manera de saber si una religión es verdadera.
Quizás algunas personas proclamen ser cristianos sólo por las
tradiciones de sus padres y de su país. Sin embargo, el verdadero cristianismo
- el cristianismo de la Biblia - debería ser seguido por mejores razones.
Debería ser seguida porque es verdadero, y porque se puede demostrar que es
verdadero. Podemos reconocer la verdad del cristianismo bíblico al considerar
sólo cuatro puntos. Cada uno tiene su dirección: de modo que las llamaremos las
"cuatro flechas" del cristianismo.
LA FLECHA QUE VUELA HACIA ADELANTE
La primera flecha viaja hacia adelante, hacia el futuro. La Biblia la
llama PROFECIA. ¡No hay libro en el mundo como la Biblia! La Biblia de hecho es
una gran biblioteca con libros de 40 diferentes escritores. ¿Tuvieron todos
estos escritores una gran reunión para decidir acerca de qué iban a escribir?
¿Discutieron sus planes, de modo que de principio a fin sea una sola historia?
Ninguna fuera reunión se realizó. Y no podía ocurrir, pues la Biblia fue
escrita a través de un período de 1500 años. (La Biblia tiene dos partes
principales. A la primera colección de escritos se le llama Antiguo Testamento.
La última colección es el Nuevo Testamento). La primera persona que dio leyes
en el Antiguo Testamento fue Moisés. Él vivió y escribió
500 años antes de David, el primer escritor que fue rey. David escribió sus
famosos salmos, 300 años antes del gran profeta Isaías. Escribió muchas
profecías 300 años antes del último profeta del Antiguo Testamento, Malaquías
existió 400 años antes de los escritores del Nuevo Testamento, tales como
Pedro, Juan y Pablo. ¿Entonces cómo hicieron ellos para que sus escrituras
fuesen una historia completa y unida? ¿Cómo es que sus enseñanzas se
complementan tan bien? ¡Sólo Dios podría haber planeado y creado un libro que
tomó 1500 años en ser completado!
El período histórico de la Biblia es único. Le da una ventaja especial.
Los primeros escritores miraron hacia adelante y predijeron lo que sucedería en
el futuro. Los últimos escritores vieron esas cosas volverse realidad, y
anotaron su cumplimiento. Mire el modo cómo Jesús comienza a dar su mensaje:
"Jesús vino a Galilea predicando
el evangelio del reino de Dios, diciendo: el tiempo se ha cumplido y el reino
de Dios se ha acercado; ¡arrepentíos, y creed en el evangelio! (Marcos
1:14-15).
Durante siglos, Dios había hablado a través de los profetas del Antiguo
Testamento. Dios había prometido la llegada de su Rey especial (llamado
"Mesías", o "Cristo") y su reino. ¡Ahora Jesús anunciaba
que el tiempo había llegado para que aquellas promesas fuesen cumplidas! Este
mensaje llena tan bien nuestras necesidades que es llamado Evangelio", que
significa "Buenas Nuevas".
El Antiguo Testamento tenía varios cientos de profecías acerca del Rey
que vendría. El profeta Miqueas, por ejemplo, predijo que este gobernante
nacería en la villa donde había vivido David, Belén (Miqueas 5:2). inguno de nosotros
escogió dónde iba a nacer. ¿Cómo podría alguien predecir un lugar exacto de
nacimiento? Sin embargo, Jesucristo, el Rey, nació en Belén, el lugar exacto
marcado por Miqueas 500 años antes. La flecha que había sido lanzada cayó
exactamente en el blanco. Cada vez que la Biblia ha lanzado la flecha de la
profecía, ésta ha dado en el blanco. Por supuesto, muchas religiones tratan de
predecir el futuro. Algunas veces tienen aciertos. El problema es que también
han fallado. Cuando las profecías humanas fallan, se demuestra que sus
"aciertos" no fueron más que afortunadas coincidencias. El único que
no ha adivinado acerca del futuro es Dios. Si nos interesa seriamente aprender
acerca de la verdad, este tema de la profecía es importante. Nos da un modo
seguro de ver si un mensaje religioso proviene de Dios o no. La flecha de la
profecía que todas las veces da en el blanco no es una flecha humana. Pertenece
a Dios, que ve el presente, el pasado y el futuro.
LA FLECHA QUE VUELA HACIA ADELANTE
La segunda flecha del Evangelio viaja hacia abajo, hacia la tierra. Las
religiones del mundo tratan de escalar hacia Dios (o a alguna idea de
perfección). Reconocen que Dios es grande y exaltado. El hombre, por lo tanto,
para alcanzar a Dios, debe subir a él de algún modo. La "escalera"
hacia arriba tiene muchos peldaños, es decir, muchas reglas y buenas obras que
deben ser guardadas. De este modo, la gente trata de hacerse
"suficientemente buena" para llegar a la presencia de Dios.
Pero continúan teniendo dos problemas. Primero, tienen poca certeza de
que sus reglas sean las correctas. No pueden probar que sus reglas vengan de
Dios y conduzcan a Dios. Segundo, la gente continúa cayendo. La escalera es tan
alta que tarde o temprano aún los más diestros escaladores resbalan y caen.
Ellos continúan rompiendo peldaños (es decir, rompiendo las reglas). Esta
escalera de reglas parece ser el único modo de alcanzar a Dios. De modo que
ellos continúan intentándolo; y continúan estando lejos de la perfección. Este
tipo de religión deja a la gente sintiéndose triste, culpable y alejada de
Dios. Este acercamiento a Dios nunca funciona. Existe una prueba simple:
Agárrese el pie y trate de levantarse del piso. ¡Inténtelo! Usted nunca podrá
levantarse ni siquiera un poquito. Entonces ¿cómo se va a levantar usted mismo
hasta el lugar más alto donde está Dios, el cielo?.
El Evangelio es diferente de las religiones humanas. Nos hace reconocer
cuán débiles e inútiles somos. Prueba que ninguno de nosotros es
"suficientemente bueno" para llegar al Santo y Majestuoso Dios. No
podemos llevarnos a nosotros mismos al cielo.
Como está escrito: "No hay justo, ni aun uno; No hay quien
entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron
inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno" (Romanos
3:10-12)..."por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de
Dios" (Romanos 3:23).
¡Nuestra única esperanza es que Dios baje y nos salve! ¡Las Buenas
Nuevas es que Dios, en su gran misericordia, ha hecho esto! Vino del cielo a la
tierra en la forma de "el Hijo", también llamado "el Verbo"
Aquí es donde Juan 1:1,14 comienza a decir el Evangelio:
"En el principio era el Verbo, y
el Verbo era con Dios y el Verbo era Dios...Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó
entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno
de gracia y verdad."
Un ángel anunció el nacimiento de Jesús en estas palabras.
"Porque he aquí os doy nuevas de
gran gozo, que será para todo el pueblo; que os ha nacido hoy, en la ciudad de
David, un Salvador que es Cristo el Señor" (Lucas 2:10-11).
Muchísima gente vio las pruebas del Cristo. Importantes testigos les
contaron a otros las Buenas Nuevas que el Rey había venido.
"Y todos los días, en el templo
y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo" (Hechos
5:42).
"Enseguida predicaba a Cristo en
las sinagogas, diciendo que éste era el Hijo de Dios" (Hechos 9:20).
La venida de Jesucristo a este mundo es la flecha que vuela hacia abajo.
Ninguna otra religión tiene esa flecha - la venida de Dios como el Hijo en la
carne.
A esto algunos replican "Ha sido muy bueno que Dios viniera a
visitarnos, porque el Creador puede realmente visitar su creación. Pero, ¿por
qué lo hizo en la carne?" Dios como Espíritu no puede morir. Como carne Él
podía morir por la humanidad. El Viejo Testamento había preparado a la gente
para que viera la necesidad de los sacrificios. Las Leyes de Moisés habían
requerido la muerte de los mejores corderos como sacrificio para "quitar
los pecados." Así ellos veían como la vida de un inocente era sacrificada
para que pudieran ser perdonados los pecadores. Jesús llena esa vieja imagen.
Él es el más puro y sin pecado "Cordero de Dios que quita el pecado del
mundo" (Juan 1:29). Él fue sacrificado al ser clavado en un
"madero". Allí, todos los pecados de todas las personas estuvieron
sobre su cuerpo. Allí, Él pagó el castigo total por todos los pecados, para que
fuéramos libres de la culpa y el dolor de los pecados. Isaías, setecientos años
antes, había predicho este sufrimiento por las "iniquidades" y
"transgresiones" (pecados) de la humanidad.
"Más él herido fue por nuestras
rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre
Él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos
como ovejas, cada cual se apartó por su camino; más el SEÑOR cargó en Él el
pecado de todos nosotros" (Isaías 53:5-6).
Pedro, quien vio morir a Jesús, reportó el cumplimiento de la profecía
de Isaías.
"Quién llevó él mismo nuestros
pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los
pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados" (I
Pedro 2:24).
Venimos a él con gran dolor por el sufrimiento que han causado nuestros
pecados. Ponemos nuestra confianza en Él, y en el poder de su muerte salvadora.
De un modo espiritual, entramos en su muerte. Allí, en su muerte, nuestros
pecados son llevados por su sangre preciosa (más acerca de esto en la Lección
Dos). Así empezamos una vida nueva llena de gozo y esperanza. La muerte de
Cristo nos abre paso a nuestra morada celestial de forma abierta y clara.
¡Estas son realmente Buenas Nuevas! Nuestro acercamiento a Dios no depende de
cuán perfectos seamos. En lugar de esto, dependemos de la verdaderamente
perfecta - generosidad inagotable, la bondad y fidelidad del Dios eterno
(Efesios 2:8-9; I Juan 1:9).
"nos salvó, no por obras de
justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia..." (Tito
3:5).
La flecha que ha venido hacia abajo ha dado en el blanco de la más
grande necesidad de hombre - la necesidad de ser perdonado. Ninguna otra
religión tiene la misma flecha. ¡Nuestro creador nos ama, y Él ha probado su
misericordia por el Salvador que ha venido a rescatarnos!
"Porque de tal manera amó Dios
al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree,
no se pierda, mas tenga vida eterna" (Juan 3:16).
LA FLECHA QUE VUELA HACIA ARRIBA
La tercera flecha del Evangelio viaja hacia arriba, desde la tierra.
Todas las religiones del mundo tienen sus grandes héroes. Después de sus
muertes esos héroes todavía son honrados. Sus seguidores hicieron grandes
peregrinajes para ver los lugares donde vivían sus héroes. Especialmente tratan
de visitar el lugar de la sepultura de su líder. Cuando el comunismo era aún
popular, miles solían ir a Moscú. Allá descansa el cuerpo de Lenin, el cual
parece casi "vivo" en su caja de vidrio sellado. Largas filas de
seguidores solían ir a ver y a honrar a Lenin. Sus innumerables y grandes
discursos no podían esconder un hecho - su líder estaba muerto. Así es con los
grandes hombres del pasado. Están muertos y sepultados. La cristiandad es
diferente. Usted puede ir al lugar donde murió Jesús, Jerusalén. Si usted busca
la tumba de Jesús, será llevado allá. Pero el cuerpo de Jesús no está en la
tumba. ¡Su cuerpo no puede ser hallado en la tierra! ¿Cómo puede ser esto?
Cuando uno examina cuidadosamente toda la evidencia, hay una única explicación
segura. El cuerpo de Cristo no permaneció en la tumba porque su cuerpo se
liberó de la muerte.
"al cual Dios levantó, sueltos
los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por
ella" (Hechos 2:24).
Pablo fue uno de los muchos testigos del hecho de que el cuerpo de Jesús
estaba vivo después de muerto. Pablo llegó a ser un mensajero especial o
apóstol. Él fue "apartado para el Evangelio de Dios - El Evangelio que Él
había prometido antes por sus profetas en las Sagradas Escrituras"
(Romanos 1:1-2). Todo este Evangelio es acerca del Hijo de Dios:
"(El Evangelio) Acerca de su
Hijo, nuestro Señor Jesucristo que era del linaje de David según la carne, que
fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la
resurrección de entre los muertos" (Romanos 1:3-4).
Si, Jesús vino de la familia del linaje del Rey David, y así Jesús es
completamente humano. Él es algo más que eso. Él es el Hijo de Dios.
¿Cómo sabemos esto? Se probó ser verdadero "por su resurrección de
entre los muertos." Ninguna otra religión tiene esta flecha apuntando
hacia arriba. La flecha que destruye el poder de la muerte golpea en el
mismísimo corazón del mayor temor del hombre. "...Y las vidas (de la
gente) eran mantenidas en esclavitud por su temor a la muerte". Ahora la
victoria de Jesús sobre la muerte nos libera de ese temor a la muerte (Hebreos
2:15). El Jesús resucitado comparte con nosotros su poder de resurrección (ver
Lección 2). Muchas religiones ofrecen alguna forma de "vida eterna" o
"celestial". Esto es fácil de ofrecer. Es mucho más difícil probar
que la promesa se va a mantener. (La mayoría de las religiones ni siquiera
tratan de dar una prueba real). Cristo ha hecho la oferta firme de la vida
eterna. Aún más, ¡Él ha probado su poder de dar vida más allá de la muerte!
LA FLECHA QUE VUELA HACIA ATRÁS
La cuarta flecha vuela hacia atrás, hacia el pasado. Los eventos de la
muerte, sepultura y resurrección de Jesús se produjeron hace muchos años. Tal
vez usted desea saber cómo podemos estar seguros de que sucedieron estas cosas.
¿Cómo sabemos que Jesús realmente murió antes de ser puesto en una tumba? ¿Cómo
sabemos que su cuerpo muerto volvió a la vida?
En respuesta piense en cualquier persona importante o evento del pasado.
¿Cómo conoce hechos acerca de esa persona o evento? Usted depende de informes y
archivos del pasado. Todo lo que sabemos de historia viene de tales fuentes.
Cada día todos nosotros dependemos de tales archivos. Nosotros confiamos en los
reportes de aquellos que estaban allí y que vieron lo que sucedió. Los llamamos
"testigos presenciales." Los reportes que ellos dieron son llamados
"testimonios." Estos son especialmente importantes cuando tratamos de
encontrar hechos importantes, tal como una persona cuando está en un juicio.
Esta es la misma manera confiable en que sabemos hechos sobre Jesucristo.
Juan, un apóstol, estaba presente en el momento en que murió Jesús. Vio
a Jesús respirar su último aliento. Vio al soldado romano hundir profundamente
la lanza en el costado de Jesús. Vio sangre y agua salir del cuerpo. Acerca de
esto Juan escribió,
"Y el que lo vio da testimonio,
y su testimonio es verdadero; y él sabe que dice la verdad, para que vosotros
también creáis" (Juan 19:35).
No podría haber ninguna duda que Jesús estaba muerto. Los enemigos de
Jesús nunca trataron de decir que no había muerto verdaderamente. Las cruces
romanas eran para matar. Hubo muchos testigos que vieron esa muerte en la cruz.
Todavía, tres días más tarde, muchos testigos también vieron al mismo Jesús
vivo de nuevo. Estuvo entre ellos por un período de cuarenta días (Hechos 1).
Permita que miremos uno de los eventos. El Señor que se levantó se mostró a un
grupo de sus seguidores. Note cómo se dieron cuenta de que éste era el mismo
Jesús que había muerto.
"Cuando llegó la noche de aquel
mismo día, el primero de la semana, estando las puertas cerradas en el lugar
donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos, vino Jesús, y
puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros. Y cuando les hubo dicho esto, les
mostró las manos y el costado. Y los discípulos se regocijaron viendo al
Señor" (Juan 20:19-21).
Más tarde, Tomás, otro seguidor, se negó a creer a aquellos que estaban
presentes. Dijo, "si no viere en sus manos la señal de los clavos, y
metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no
creeré".
"Ocho días después, estaban otra
vez sus discípulos dentro y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas
cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. Luego dijo a Tomás:
Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano y métela en mi costado; y
no seas incrédulo, sino creyente. Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor
mío, Dios mío! Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste;
bienaventurados los que no vieron y creyeron" (Juan 20:26-29).
Juan nos dijo por qué nos dio este informe:
"Pero éstas se han escrito para
que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis
vida en su nombre" (Juan 20:31).
Los informes y cartas de los testigos y sus ayudantes se llaman el Nuevo
Testamento. Examine la vida de los reporteros. Eran el tipo de hombres que se
aceptarían gustosamente como testigos en cualquier buena corte. Vea cómo el
Nuevo Testamento ha bajado a nosotros. No hay ningún otro libro tan antiguo
como éste. Tiene el número más grande de copias viejas. La mejor de éstas
copias se remonta cerca del tiempo de los eventos y testigos reales. No había
suficiente tiempo para cuentos increíbles o leyendas acerca de Jesús como para
que crecieran gradualmente. El Nuevo Testamento es la flecha exacta al pasado,
por medio de la cual el conocimiento de Jesús está seguro para todos nosotros.
Nadie tiene que suponer sobre cómo prepararse para encontrar a Dios. La
"Fe" no tiene que descansar en las tradiciones humanas de un lugar
donde nacimos.
Como seguidores de Cristo, nuestra fe es real. Nuestra esperanza es
segura.
Porque sabemos que las Buenas Nuevas son verdaderas.