domingo, 5 de mayo de 2013

Conociendo el evangelio


Conociendo el evangelio
¡Hay muchas religiones en el mundo. Cada una de éstas proclama ser la mejor. (Si no lo hiciera, difícilmente podría mantener a sus seguidores.) ¿Cómo ingresa la gente en tan diferentes religiones? ¿Podrán escoger cuidadosamente entre tantas y encontrar la mejor?
Para la mayoría de la gente, la Escogencia Múltiple pareciera haber sido hecha por ellos. Nacieron en su grupo religioso. Están manteniendo viejas creencias y tradiciones transmitidas por sus antepasados. Estas creencias son muy respetadas; sin embargo, éstas suelen pertenecer al lugar de nacimiento de uno. ¿Qué pasa si uno ha nacido en un país diferente, con diferentes creencias y tradiciones? También existen ahí otras creencias que serán respetadas grandemente. ¿Las haría esto mejores? ¿Las haría esto verdaderas? Con seguridad existe una mejor manera de saber si una religión es verdadera.
Quizás algunas personas proclamen ser cristianos sólo por las tradiciones de sus padres y de su país. Sin embargo, el verdadero cristianismo - el cristianismo de la Biblia - debería ser seguido por mejores razones. Debería ser seguida porque es verdadero, y porque se puede demostrar que es verdadero. Podemos reconocer la verdad del cristianismo bíblico al considerar sólo cuatro puntos. Cada uno tiene su dirección: de modo que las llamaremos las "cuatro flechas" del cristianismo.
LA FLECHA QUE VUELA HACIA ADELANTE
La primera flecha viaja hacia adelante, hacia el futuro. La Biblia la llama PROFECIA. ¡No hay libro en el mundo como la Biblia! La Biblia de hecho es una gran biblioteca con libros de 40 diferentes escritores. ¿Tuvieron todos estos escritores una gran reunión para decidir acerca de qué iban a escribir? ¿Discutieron sus planes, de modo que de principio a fin sea una sola historia? Ninguna fuera reunión se realizó. Y no podía ocurrir, pues la Biblia fue escrita a través de un período de 1500 años. (La Biblia tiene dos partes principales. A la primera colección de escritos se le llama Antiguo Testamento. La última colección es el Nuevo Testamento). La primera persona que dio leyes en el Antiguo Testamento fue Moisés. Él vivió y escribió 500 años antes de David, el primer escritor que fue rey. David escribió sus famosos salmos, 300 años antes del gran profeta Isaías. Escribió muchas profecías 300 años antes del último profeta del Antiguo Testamento, Malaquías existió 400 años antes de los escritores del Nuevo Testamento, tales como Pedro, Juan y Pablo. ¿Entonces cómo hicieron ellos para que sus escrituras fuesen una historia completa y unida? ¿Cómo es que sus enseñanzas se complementan tan bien? ¡Sólo Dios podría haber planeado y creado un libro que tomó 1500 años en ser completado!
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El período histórico de la Biblia es único. Le da una ventaja especial. Los primeros escritores miraron hacia adelante y predijeron lo que sucedería en el futuro. Los últimos escritores vieron esas cosas volverse realidad, y anotaron su cumplimiento. Mire el modo cómo Jesús comienza a dar su mensaje:
"Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: el tiempo se ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado; ¡arrepentíos, y creed en el evangelio! (Marcos 1:14-15).
Durante siglos, Dios había hablado a través de los profetas del Antiguo Testamento. Dios había prometido la llegada de su Rey especial (llamado "Mesías", o "Cristo") y su reino. ¡Ahora Jesús anunciaba que el tiempo había llegado para que aquellas promesas fuesen cumplidas! Este mensaje llena tan bien nuestras necesidades que es llamado Evangelio", que significa "Buenas Nuevas".
El Antiguo Testamento tenía varios cientos de profecías acerca del Rey que vendría. El profeta Miqueas, por ejemplo, predijo que este gobernante nacería en la villa donde había vivido David, Belén (Miqueas 5:2). inguno de nosotros escogió dónde iba a nacer. ¿Cómo podría alguien predecir un lugar exacto de nacimiento? Sin embargo, Jesucristo, el Rey, nació en Belén, el lugar exacto marcado por Miqueas 500 años antes. La flecha que había sido lanzada cayó exactamente en el blanco. Cada vez que la Biblia ha lanzado la flecha de la profecía, ésta ha dado en el blanco. Por supuesto, muchas religiones tratan de predecir el futuro. Algunas veces tienen aciertos. El problema es que también han fallado. Cuando las profecías humanas fallan, se demuestra que sus "aciertos" no fueron más que afortunadas coincidencias. El único que no ha adivinado acerca del futuro es Dios. Si nos interesa seriamente aprender acerca de la verdad, este tema de la profecía es importante. Nos da un modo seguro de ver si un mensaje religioso proviene de Dios o no. La flecha de la profecía que todas las veces da en el blanco no es una flecha humana. Pertenece a Dios, que ve el presente, el pasado y el futuro.
LA FLECHA QUE VUELA HACIA ADELANTE
La segunda flecha del Evangelio viaja hacia abajo, hacia la tierra. Las religiones del mundo tratan de escalar hacia Dios (o a alguna idea de perfección). Reconocen que Dios es grande y exaltado. El hombre, por lo tanto, para alcanzar a Dios, debe subir a él de algún modo. La "escalera" hacia arriba tiene muchos peldaños, es decir, muchas reglas y buenas obras que deben ser guardadas. De este modo, la gente trata de hacerse "suficientemente buena" para llegar a la presencia de Dios.
Pero continúan teniendo dos problemas. Primero, tienen poca certeza de que sus reglas sean las correctas. No pueden probar que sus reglas vengan de Dios y conduzcan a Dios. Segundo, la gente continúa cayendo. La escalera es tan alta que tarde o temprano aún los más diestros escaladores resbalan y caen. Ellos continúan rompiendo peldaños (es decir, rompiendo las reglas). Esta escalera de reglas parece ser el único modo de alcanzar a Dios. De modo que ellos continúan intentándolo; y continúan estando lejos de la perfección. Este tipo de religión deja a la gente sintiéndose triste, culpable y alejada de Dios. Este acercamiento a Dios nunca funciona. Existe una prueba simple: Agárrese el pie y trate de levantarse del piso. ¡Inténtelo! Usted nunca podrá levantarse ni siquiera un poquito. Entonces ¿cómo se va a levantar usted mismo hasta el lugar más alto donde está Dios, el cielo?.
El Evangelio es diferente de las religiones humanas. Nos hace reconocer cuán débiles e inútiles somos. Prueba que ninguno de nosotros es "suficientemente bueno" para llegar al Santo y Majestuoso Dios. No podemos llevarnos a nosotros mismos al cielo.
Como está escrito: "No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno" (Romanos 3:10-12)..."por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios" (Romanos 3:23).
¡Nuestra única esperanza es que Dios baje y nos salve! ¡Las Buenas Nuevas es que Dios, en su gran misericordia, ha hecho esto! Vino del cielo a la tierra en la forma de "el Hijo", también llamado "el Verbo" Aquí es donde Juan 1:1,14 comienza a decir el Evangelio:
"En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios y el Verbo era Dios...Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y verdad."
Un ángel anunció el nacimiento de Jesús en estas palabras.
"Porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo; que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador que es Cristo el Señor" (Lucas 2:10-11).
Muchísima gente vio las pruebas del Cristo. Importantes testigos les contaron a otros las Buenas Nuevas que el Rey había venido.
"Y todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo" (Hechos 5:42).
"Enseguida predicaba a Cristo en las sinagogas, diciendo que éste era el Hijo de Dios" (Hechos 9:20).
La venida de Jesucristo a este mundo es la flecha que vuela hacia abajo. Ninguna otra religión tiene esa flecha - la venida de Dios como el Hijo en la carne.
A esto algunos replican "Ha sido muy bueno que Dios viniera a visitarnos, porque el Creador puede realmente visitar su creación. Pero, ¿por qué lo hizo en la carne?" Dios como Espíritu no puede morir. Como carne Él podía morir por la humanidad. El Viejo Testamento había preparado a la gente para que viera la necesidad de los sacrificios. Las Leyes de Moisés habían requerido la muerte de los mejores corderos como sacrificio para "quitar los pecados." Así ellos veían como la vida de un inocente era sacrificada para que pudieran ser perdonados los pecadores. Jesús llena esa vieja imagen. Él es el más puro y sin pecado "Cordero de Dios que quita el pecado del mundo" (Juan 1:29). Él fue sacrificado al ser clavado en un "madero". Allí, todos los pecados de todas las personas estuvieron sobre su cuerpo. Allí, Él pagó el castigo total por todos los pecados, para que fuéramos libres de la culpa y el dolor de los pecados. Isaías, setecientos años antes, había predicho este sufrimiento por las "iniquidades" y "transgresiones" (pecados) de la humanidad.
"Más él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre Él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; más el SEÑOR cargó en Él el pecado de todos nosotros" (Isaías 53:5-6).
Pedro, quien vio morir a Jesús, reportó el cumplimiento de la profecía de Isaías.
"Quién llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados" (I Pedro 2:24).
Venimos a él con gran dolor por el sufrimiento que han causado nuestros pecados. Ponemos nuestra confianza en Él, y en el poder de su muerte salvadora. De un modo espiritual, entramos en su muerte. Allí, en su muerte, nuestros pecados son llevados por su sangre preciosa (más acerca de esto en la Lección Dos). Así empezamos una vida nueva llena de gozo y esperanza. La muerte de Cristo nos abre paso a nuestra morada celestial de forma abierta y clara. ¡Estas son realmente Buenas Nuevas! Nuestro acercamiento a Dios no depende de cuán perfectos seamos. En lugar de esto, dependemos de la verdaderamente perfecta - generosidad inagotable, la bondad y fidelidad del Dios eterno (Efesios 2:8-9; I Juan 1:9).
"nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia..." (Tito 3:5).
La flecha que ha venido hacia abajo ha dado en el blanco de la más grande necesidad de hombre - la necesidad de ser perdonado. Ninguna otra religión tiene la misma flecha. ¡Nuestro creador nos ama, y Él ha probado su misericordia por el Salvador que ha venido a rescatarnos!
"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Juan 3:16).

LA FLECHA QUE VUELA HACIA ARRIBA
La tercera flecha del Evangelio viaja hacia arriba, desde la tierra. Todas las religiones del mundo tienen sus grandes héroes. Después de sus muertes esos héroes todavía son honrados. Sus seguidores hicieron grandes peregrinajes para ver los lugares donde vivían sus héroes. Especialmente tratan de visitar el lugar de la sepultura de su líder. Cuando el comunismo era aún popular, miles solían ir a Moscú. Allá descansa el cuerpo de Lenin, el cual parece casi "vivo" en su caja de vidrio sellado. Largas filas de seguidores solían ir a ver y a honrar a Lenin. Sus innumerables y grandes discursos no podían esconder un hecho - su líder estaba muerto. Así es con los grandes hombres del pasado. Están muertos y sepultados. La cristiandad es diferente. Usted puede ir al lugar donde murió Jesús, Jerusalén. Si usted busca la tumba de Jesús, será llevado allá. Pero el cuerpo de Jesús no está en la tumba. ¡Su cuerpo no puede ser hallado en la tierra! ¿Cómo puede ser esto? Cuando uno examina cuidadosamente toda la evidencia, hay una única explicación segura. El cuerpo de Cristo no permaneció en la tumba porque su cuerpo se liberó de la muerte.
"al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella" (Hechos 2:24).
Pablo fue uno de los muchos testigos del hecho de que el cuerpo de Jesús estaba vivo después de muerto. Pablo llegó a ser un mensajero especial o apóstol. Él fue "apartado para el Evangelio de Dios - El Evangelio que Él había prometido antes por sus profetas en las Sagradas Escrituras" (Romanos 1:1-2). Todo este Evangelio es acerca del Hijo de Dios:
"(El Evangelio) Acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo que era del linaje de David según la carne, que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos" (Romanos 1:3-4).
Si, Jesús vino de la familia del linaje del Rey David, y así Jesús es completamente humano. Él es algo más que eso. Él es el Hijo de Dios.
¿Cómo sabemos esto? Se probó ser verdadero "por su resurrección de entre los muertos." Ninguna otra religión tiene esta flecha apuntando hacia arriba. La flecha que destruye el poder de la muerte golpea en el mismísimo corazón del mayor temor del hombre. "...Y las vidas (de la gente) eran mantenidas en esclavitud por su temor a la muerte". Ahora la victoria de Jesús sobre la muerte nos libera de ese temor a la muerte (Hebreos 2:15). El Jesús resucitado comparte con nosotros su poder de resurrección (ver Lección 2). Muchas religiones ofrecen alguna forma de "vida eterna" o "celestial". Esto es fácil de ofrecer. Es mucho más difícil probar que la promesa se va a mantener. (La mayoría de las religiones ni siquiera tratan de dar una prueba real). Cristo ha hecho la oferta firme de la vida eterna. Aún más, ¡Él ha probado su poder de dar vida más allá de la muerte!
LA FLECHA QUE VUELA HACIA ATRÁS
La cuarta flecha vuela hacia atrás, hacia el pasado. Los eventos de la muerte, sepultura y resurrección de Jesús se produjeron hace muchos años. Tal vez usted desea saber cómo podemos estar seguros de que sucedieron estas cosas. ¿Cómo sabemos que Jesús realmente murió antes de ser puesto en una tumba? ¿Cómo sabemos que su cuerpo muerto volvió a la vida?
En respuesta piense en cualquier persona importante o evento del pasado. ¿Cómo conoce hechos acerca de esa persona o evento? Usted depende de informes y archivos del pasado. Todo lo que sabemos de historia viene de tales fuentes. Cada día todos nosotros dependemos de tales archivos. Nosotros confiamos en los reportes de aquellos que estaban allí y que vieron lo que sucedió. Los llamamos "testigos presenciales." Los reportes que ellos dieron son llamados "testimonios." Estos son especialmente importantes cuando tratamos de encontrar hechos importantes, tal como una persona cuando está en un juicio. Esta es la misma manera confiable en que sabemos hechos sobre Jesucristo.
Juan, un apóstol, estaba presente en el momento en que murió Jesús. Vio a Jesús respirar su último aliento. Vio al soldado romano hundir profundamente la lanza en el costado de Jesús. Vio sangre y agua salir del cuerpo. Acerca de esto Juan escribió,
"Y el que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero; y él sabe que dice la verdad, para que vosotros también creáis" (Juan 19:35).
No podría haber ninguna duda que Jesús estaba muerto. Los enemigos de Jesús nunca trataron de decir que no había muerto verdaderamente. Las cruces romanas eran para matar. Hubo muchos testigos que vieron esa muerte en la cruz. Todavía, tres días más tarde, muchos testigos también vieron al mismo Jesús vivo de nuevo. Estuvo entre ellos por un período de cuarenta días (Hechos 1). Permita que miremos uno de los eventos. El Señor que se levantó se mostró a un grupo de sus seguidores. Note cómo se dieron cuenta de que éste era el mismo Jesús que había muerto.
"Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos, vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros. Y cuando les hubo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor" (Juan 20:19-21).
Más tarde, Tomás, otro seguidor, se negó a creer a aquellos que estaban presentes. Dijo, "si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré".
"Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, Dios mío! Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron y creyeron" (Juan 20:26-29).
Juan nos dijo por qué nos dio este informe:
"Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre" (Juan 20:31).
Los informes y cartas de los testigos y sus ayudantes se llaman el Nuevo Testamento. Examine la vida de los reporteros. Eran el tipo de hombres que se aceptarían gustosamente como testigos en cualquier buena corte. Vea cómo el Nuevo Testamento ha bajado a nosotros. No hay ningún otro libro tan antiguo como éste. Tiene el número más grande de copias viejas. La mejor de éstas copias se remonta cerca del tiempo de los eventos y testigos reales. No había suficiente tiempo para cuentos increíbles o leyendas acerca de Jesús como para que crecieran gradualmente. El Nuevo Testamento es la flecha exacta al pasado, por medio de la cual el conocimiento de Jesús está seguro para todos nosotros. Nadie tiene que suponer sobre cómo prepararse para encontrar a Dios. La "Fe" no tiene que descansar en las tradiciones humanas de un lugar donde nacimos.
Como seguidores de Cristo, nuestra fe es real. Nuestra esperanza es segura.
Porque sabemos que las Buenas Nuevas son verdaderas.