"En el principio Dios creó los cielos y la tierra"(Génesis 1:1).
Con estas palabras la Biblia inicia la historia del mundo: no procura probar la existencia de Dios, pues desde el principio Él ya era y ya estaba activo. Los autores de la Biblia nunca dudaron ni cuestionaron la existencia de Dios. Tampoco se enfrascaron en elocuciones eternas para mostrarles a los demás la "real" existencia de Dios, y ¿por qué?
LA PRESENCIA DE DIOS BIEN CONOCIDA
"A Dios nadie le vio jamás" (Juan 1:18). El hecho de que a Dios no se le vea directamente, no tiene por qué llevarnos a dudar. Aunque Dios es invisible, sabemos de su existencia por el resultado de su obra poderosa. El mundo que nos rodea, llamado "naturaleza", es uno de esos resultados (Génesis 1:1).
La gente a través de los siglos y en todas partes del mundo ha llegado a la misma conclusión: toda la creación apunta hacia un poderoso Creador.
AL ENCUENTRO DEL CREADOR MEDIANTE LA CREACIÓN
El apóstol Pablo habla de los que esconden la verdad acerca de Dios. Nos muestra por qué Dios está a disgusto con ellos.
""Porque lo que de Dios se conoce les es manifestado, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa" (Romanos 1:19-20).
Las verdades sobre Dios pueden verse claramente. ¿Cómo? "Entendiéndolas a partir de lo que ha sido creado." Contemplar la creación nos ayuda a tener mayor conocimiento de Dios.
Nos enteramos de la presencia del viento por el efecto que tiene sobre las hojas y el polvo, al arrastrarlos; de manera mucho más clara, nos enteramos de la presencia del Señor por el efecto de su obra en nuestro entorno. Dios lo ha hecho en forma clara y por eso la gente no tiene excusa ninguna cuando tergiversa la verdad de Dios.
¿SE FORMÓ LA CREACIÓN POR ACCIDENTE?
Algunos quieren vivir sus vidas como si no hubiera Dios ninguno a quien rendir cuentas. Tratan de evitar la necesidad de Dios enseñando que todo lo que vemos a nuestro alrededor se formó por casualidad. Con el pasar de tiempo, unas fracciones de materia se cambiaron por casualidad y formaron seres humanos que no tienen espíritu ni propósito ninguno. De una larga cadena de casualidades, nosotros somos un accidente en vía hacia el accidental final.
¿Tiene sentido esto? ¿Cuándo se ha visto que tantos accidentes den como resultado una naturaleza tan ordenada? ¿Qué sucedería si una gran explosión esparciera piedra y madera? Y aunque se repitiera el proceso muchas veces, ¿crees que los millones de partículas tendrían la posibilidad de juntarse de tal manera que formaran una casa normal? ¿Bajarían primero las piedras más pesadas para crear una base sólida? ¿Caerían las fracciones más pequeñas, de tal forma que se hicieran paredes en los cuatro costados con sus respectivas puertas y ventanas en los lugares adecuados? Y finalmente, ¿caerían ciertas partes en tal orden que formaran el techo para evitar que entrara el agua de la lluvia?
Nadie se atrevería a decir que una casa se hizo por accidente. Su orden y diseño indican la presencia de un arquitecto, sin duda alguna. Note la simple evidencia de Hebreos 3:4:
""Porque toda casa es hecha por alguno; pero él que hizo todas las cosas es Dios.""
LOS CIELOS CUENTAN LA GLORIA DE DIOS
¿Y qué podemos decir de las estrellas y los planetas? David, el gran rey de Israel, compuso la siguiente canción:
"Los cielos cuentan la Gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos" (Salmo 19:1).
El rey David tenía razón: si nuestro sol, que sólo es una entre los millones de estrellas, es tan poderoso, cuánto más poderoso será él que hizo todos los soles. Por eso él es "...el Padre de todas las luces" (Santiago 1:17).
Sin embargo, la fuerza del sol está estrictamente controlada. Si el sol cambiara su curso, aunque fuera un poco, toda vida en la tierra desaparecería. Todos los elementos se encuentran en el lugar exacto para que la vida se pueda mantener en el planeta. ¡Tal diseño, tan cuidadoso en cada detalle, requiere de un arquitecto!
Pero aún no hemos mencionado al hombre y a la mujer con sus hijos, que habitan esta increíble casa. ¡El cerebro del niño más pequeño tiene más partes activas que todas las estrellas que podemos ver en una noche! Nuestras mentes manejan grandes pensamientos. Nuestros ojos ven la belleza de los colores de los seres vivos; el espíritu humano tiene el poder de escoger y amar, y nuestros corazones alcanzan enormes Alturas en la adoración. El rey David, cuando pensó en su propio cuerpo y alma, se maravilló tanto que compuso la siguiente canción a Dios:
"Te alabaré porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado. Y mi alma lo sabe muy bien" (Salmo 139:14).
La persona que dice que no hay Dios y que no tenemos alma está muy equivocada. Viene a ser como el ratón de la fábula, que comiendo pan en la oscuridad dice: No veo al panadero; no es posible que exista un panadero. Pero nunca dice: No hay duda, la evidencia se encuentra alrededor y dentro de nosotros. La palabra de Dios describe muy bien a los que se niegan a verlo:
"Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios" (Romanos 1:21-22).
Nota que Pablo, en Romanos 1:21, demuestra que es correcto que le demos gloria y gratitud a nuestro Creador. El aire que respiramos proviene de Dios. Sus gases se combinan en la justa medida para que se dé la vida y no la muerte. Cuando comas, recuerda también que la comida y la bebida que consumas son parte de las provisiones que el Padre te da.
"...si bien no se dejó a sí mismo sin testimonio, haciendo bien, dándonos lluvias del cielo y tiempos fructíferos, llenando de sustento y de alegría nuestros corazones" (Hechos 14:17).
El solo hecho de nuestra existencia es ya un regalo maravilloso. La verdad es que le debemos a nuestro Creador todo lo que somos y tenemos. Cuando entendamos eso, no será difícil darle al Señor la gloria que le corresponde. No es difícil devolverle la vida que nos ha dado; lo correcto es proceder así. Nuestras vidas resultan más exitosas, desde todo punto de vista, cuando respetamos, adoramos, y servimos al Creador.
Se necesita invertir tiempo y esfuerzo para servir a Dios. Pero hay que pensar que nuestro tiempo es en realidad el mismo que él nos da. "Nuestro tiempo" en esta tierra llegará a su fin tarde o temprano.
Ya que el tiempo con que contamos es un regalo concedido por Dios, debiéramos separar parte de ese tiempo para servirle. El creer en Dios va más allá del solo hecho de saber cosas sobre él. Esta fe nos debe conducir a su búsqueda para adorarlo. Aun los que no saben cómo acercarse a Dios pueden buscarlo.
Se necesita invertir tiempo y esfuerzo para servir a Dios. Pero hay que pensar que nuestro tiempo es en realidad el mismo que él nos da. "Nuestro tiempo" en esta tierra llegará a su fin tarde o temprano.
Ya que el tiempo con que contamos es un regalo concedido por Dios, debiéramos separar parte de ese tiempo para servirle. El creer en Dios va más allá del solo hecho de saber cosas sobre él. Esta fe nos debe conducir a su búsqueda para adorarlo. Aun los que no saben cómo acercarse a Dios pueden buscarlo.
CONCLUSIÓN
Dios no necesita probar que existe porque ya es obvio. ¡Sólo tienes que mirar alrededor! Mírate al espejo - ¡cómo te ha hecho! Sabes que esta vida y este universo son demasiados ordenados para ser accidentes. Eso significa que hay un Creador muy sabio y poderoso. Sus obras también nos muestran que es muy cuidadoso de lo que ha hecho. Es la hora de darle gracias por la vida que nos dio.
Ola kisiera orientacion porfavor.... :(le rompi prommesas a dios ya no kiero hcerlo ayuda...
ResponderEliminarHola Dios te bendiga, todos como seres humanos imperfecto estamos sujeto a cometer errores y Dios sabe estos, lo importante es lo que dice al final... ya no quiero hacerlo... eso es muestra de arrepentimiento y esta es la actitud que Dios quiere ver cuando fallamos.
ResponderEliminar1Jn 1:8 Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.
1Jn 1:9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
1Jn 1:10 Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.