miércoles, 19 de diciembre de 2012

Viviendo el evangelio

 

VIVIENDO CON EL ESPIRITU DE DIOS

¡Los bebés no nacen para quedarse como bebés! Nacen para crecer. De la misma manera, cuando usted se convierte en hijo de Dios, debe "crecer en su salvación" (I Pedro 2:2). En Romanos, Pablo estaba señalando este mismo punto acerca del crecimiento. En ese entonces (como ahora) las personas tuercen el significado de la bondad de Dios. La gracia, piensan ellos, les permitirá continuar pecando y no ser castigados. Algunos hasta acusan a Pablo de enseñar estas cosas tontas (Romanos 3:8; 6:1,15). Pablo contestó a tales falsas ideas recordando a los cristianos cómo vinieron a Cristo. En el bautismo murieron al pecado y fueron levantados para vivir con Dios. Ahora, sus vidas tenían que reflejar la realidad de esta gracia asombrosa.
"Así también vosotros consideráis muertos al pecado, pero vivos para Dios, en Cristo Jesús, Señor nuestro. No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia" (Romanos 6:11-13).
¡Continúe muriendo, al yo! ¡Continúe viviendo para Dios! En otras palabras, ¡Viva de acuerdo con lo que el Evangelio ha hecho por usted! O, como lo expresa Pablo, "que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo" (Filipenses 1:27).
El gran enemigo espiritual, Satanás, odia el Evangelio. Por eso es que él siembra semillas de duda sobre el Evangelio y nuestra respuesta a éste. Satanás trabaja especialmente contra todos los que tienen fe suficiente para obedecer el Evangelio. El espíritu de esas personas ha sido levantado; pero sus cuerpos carnales aún viven en el mismo mundo. Sus mentes todavía luchan contra hábitos malos. Aún pueden ser tentados. Por lo tanto Satanás planea, para los cristianos, un tipo de resurrección de su propio yo. Él quiere que el viejo pecador surja de nuevo en sus vidas.
¿Cómo podemos superar los ataques de Satanás? El Evangelio son Buenas Nuevas en nuestra lucha diaria, porque el poder de Satanás ha sido destruido - Juan 12:31; Romanos 8:37-39; I Juan 3:8, Jesús nos aseguró, "y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie les puede arrebatar de la mano de mi Padre" (Juan 10:28-29).
Dios nunca deja que Satanás nos tiente más allá de nuestras habilidades para resistirlo (I Corintios 10:13; Santiago 4:7; I Pedro 5:9). Por consiguiente todo lo que Satanás ha dejado es sus mentiras, apuntando a nuestras mentes.
Derrotamos las mentiras de Satanás a través de la verdad - la palabra de Dios (Salmo 86:11; 119:30; 160; Juan 17:17; Efesios 6:13-17). Apuntamos nuestras mentes especialmente a la verdad más alta, Jesucristo (Juan 14:6; Hebreos 3:1; 12:2). Esto es lo que Pablo les dijo a los Romanos y a los Colosenses.
"Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu" (Romanos 8:5).
"No os conforméis a este siglo, sino transformados por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que probéis cual sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta" (Romanos 12:2).
"Si, pues, habéis resucitado con Dios, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra, porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios...Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría" (Colosenses 3:1-3,5).
Colosenses 3 aclara el tipo de actitudes impías y las acciones de las que debemos despojarnos. También muestra las maneras piadosas con que debemos poner en efecto. Tenemos la mejor razón para seguir creciendo y cambiando: Nos "hemos puesto el nuevo ser" (Colosenses 3:10). ¡Estas son Buenas Nuevas! En Cristo ya somos la nueva creación de Dios!

EN ESTA NUEVA CREACIÓN EL ESPÍRITU DE DIOS TRABAJA LIBRE Y PODEROSAMENTE

"Porque si vivís conforme a la carne, moriréis, mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis" (Romanos 8:13).
"Para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu...Y a aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros" (Efesios 3:16,20).
¡Esta es la razón por la cual podemos tener éxito! No estamos solos en nuestra lucha contra los pecados y hábitos malos. Tenemos al Ayudador Todopoderoso. El Espíritu de Dios hace crecer en nosotros su buen fruto conforme nos sometemos a su palabra (Gálatas 5:22-25; Efesios 6:17). Esta práctica, día a día nos hace semejantes a Dios.
"Y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno" (Colosenses 3:10).
Así entonces, la vida nueva empieza al ser levantados con Cristo en el bautismo (Colosenses 2). Y continúa siendo renovada conforme mantenemos muerto el viejo hombre, y dejamos que Dios haga crecer el nuevo ser (Colosenses 3). Continuamos obedeciendo el Evangelio - sí, viviendo el Evangelio - por su continua muerte y resurrección.
¿Qué pasa si nuestra vida no es perfecta? ¿Qué pasa si resbalamos y caemos debido al pecado? Satanás quiere desanimarnos. ¡Nada agrada más a Satanás que fracasemos¡ No tenemos que dejar que nos venza! ¡Mire al bebé tratando de caminar. Cuando se cae, ¿se queda en el suelo para siempre? No. El se levanta y lo intenta una vez...y otra vez...haciéndose más fuerte cada vez. Del mismo modo, el Espíritu de Dios nos aumenta el poder para ser "renovados". Somos honestos acerca de nuestras fallas. Seguimos yendo al Señor para pedir perdón y fortaleza (I Juan 1:7-9; 2:12-13; 3:8-9; 4:4).
Cuando el diablo gana algunas batallas, eso no significa que haya ganado la guerra. ¡En Cristo ya hemos ganado la guerra! En toda la vida, luego en la cruz y en la tumba, el Hijo de Dios derrotó a Satanás por nosotros. ¡Los que obedecen el Evangelio se unen a la marcha victoriosa que no se detendrá hasta que llegue al cielo!

VIVIENDO CON LA FAMILIA DE DIOS

Ah, pero los humanos olvidamos muy fácilmente, ¿no es así? Nuestras batallas eliminan el maravilloso sentimiento de triunfo. El sendero es cuesta arriba, y parece muy largo. Tendemos a perder nuestro sentido de dirección. Algunas veces nos desanimamos. Dios conoce nuestra constante necesidad de que nos recuerden y nos animen. Como padre nuestro, planeó una familia para el cuidado de sus hijos. ¿Acaso planeó Dios que los recién nacidos quedaran solos? Según el diseño de Dios, cada niño debería nacer en una familia. El padre, la madre, los hermanos y las hermanas participan en el cuidado del niño. Del mismo modo, la manera en que Dios cuida cada niño espiritual es a través de su familia espiritual.
"La familia de Dios" según I Timoteo 3:15 es "la iglesia del Dios vivo". Aquí la palabra "iglesia" no significa cualquier grupo religioso; ni significa un edificio. En las Escrituras la palabra para "iglesia" significa un grupo reunido, especialmente un grupo de Cristo, el pueblo salvado (Efesios 5:23-27). Han sido llamados y reunidos de un modo espiritual (Hebreos 12:22-23; Juan 10:16; 11:52). Ellos también se "reunieron" en un local en la tierra. En cada lugar se reunían regularmente para alabar al Señor y para animarse mutuamente. El estar con discípulos es tan vital para la salud espiritual que la Escritura ordena.
"Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca" (Hebreos 10:24-25).
En un mundo tan confuso como el que vivimos tal mandato pareciera difícil de obedecer. Hay tantas diferentes "iglesias" (denominaciones). Estas tienen muchas enseñanzas conflictivas - como existen deseos humanos. Hay "iglesias" que no creen en la resurrección de Jesús. Otros no piden un real arrepentimiento o bautismo. Es muy común decir, "Vaya a la iglesia que prefiera". Si Cristo es realmente nuestro Señor, deberíamos estar más que interesados en la iglesia que sea del agrado del mismo Cristo. Aún más, ¿cuál es la familia de la iglesia de Cristo?
Al principio de esta discusión vimos Colosenses 3:1-10 y Romanos 12:2. Si continuamos leyendo unos cuantos versículos más adelante, nos encontramos que cada pasaje nos habla acerca de un cuerpo.
"Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros" (Romanos 12:4-5).
"Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un sólo cuerpo, y sed agradecidos" (Colosenses 3:15).
"Un cuerpo es otro modo de decir "una iglesia". Casi al principio de Colosenses (1:18), Cristo es llamado "la cabeza del cuerpo, la iglesia". Hay una cabeza y un cuerpo. Por lo que uno nunca lee en las Escrituras nada como "escogiendo la iglesia de su predilección". Porque Cristo planeó, aún desde la eternidad, establecer sólo un grupo (Efesios 2:14-16; 3:10-11; 4:1-6; Juan 10:16). Él dijo, "edificaré Mi iglesia", la cual nunca podrá morir o ser derrotada (Mateo 16:18). No podemos evadir las verdades tan importantes de estas Escrituras. Nos muestran que:
Las irreconciliables divisiones entre tantas diferentes "iglesias" no son parte de la voluntad de Dios.
A pesar de tantas falsas religiones alrededor nosotros, podemos estar seguros que la iglesia de Cristo aún está viva, tal y como él lo prometió.
Cuando la gente se someta al plan de Cristo, estarán en paz dentro de su única iglesia.

ASÍ QUE DEBEMOS PREGUNTARNOS OTRA VEZ, "¿CUÁL ES LA IGLESIA DE CRISTO?"

No podemos volvernos a los hombres para encontrar una respuesta. Las confusas divisiones que vemos provienen de los hombres, no de Dios (I Corintios 3:3, 14:33; Gálatas 5:19-20). ¿Nos interesa seriamente encontrar la respuesta?
Debemos entonces ir a la palabra de Dios. Tenemos que estar preparados para aceptar su respuesta inspirada. Comencemos yéndonos a Romanos 12. Cuando Pablo habló de "un cuerpo", sabemos que estaba hablando del pueblo de Dios. Pero ¿quiénes conforman ese grupo? ¿Quiénes son los miembros de ese grupo?
"Así vosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros" (Romanos 12:5).
Estos miembros, conforman un sólo cuerpo, son el pueblo en Cristo. Aún conocemos cómo esta gente llega a estar "en Cristo", ¿o no?
Pablo ha enfatizado su creencia en el Hijo de Dios, y su confesión de esa fe (Romanos 1,3,4,10). Él ha mostrado la naturaleza vital del arrepentimiento (Romanos 2,6,8).
Les ha recordado su bautismo. Esta ha sido su entrada "en Cristo" y en su Salvador mensaje. "Todos nosotros", dice Pablo, "fuimos bautizados en Cristo" (Romanos 6:3). Gálatas 3:26-27 repite el hecho del Nuevo Testamento de que en esta forma todos llegamos a ser miembros en Cristo:
"Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos" (Gálatas 3:26-27).
¿Quién conforma el cuerpo (la iglesia, la familia) de Cristo? Todos aquellos que vienen a Cristo del modo descrito por el Nuevo Testamento. Cuando usted cree y obedece el Evangelio, usted quiere encontrarse con otros que también creen y obedecen el Evangelio.
Cristo lo ha puesto a usted y a ellos en el mismo cuerpo (Hechos 2:41, 47; I Corintios 12:13). Ha nacido dentro de la misma familia, haciéndoles "hermanos" (Romanos 12:1).
Romanos claramente nos muestra la importancia del cuerpo o iglesia de Cristo. Dios quiere que usted sea su "sacrificio vivo" para ser ofrecido en medio de esta familia. Usted mismo se da a Dios usando sus regalos especiales para el crecimiento de su cuerpo (Romanos 12:1-8). Él quiere que usted ame y apoye a estos miembros (Romanos 12:9-13). Él quiere que todos los miembros tengan "un espíritu de unidad" conforme siguen a Jesús (Romanos 15:5; 14:1-21). Al obedecer la voluntad de Dios, su pueblo se reúne en congregaciones locales. Romanos llama a estas reuniones iglesias de Cristo - "Todas las iglesias de Cristo le envían saludos" (Romanos 16:16; ver más acerca de esto en el recuadro de abajo).
Fuera en el Primer Siglo o en el Siglo Veintiuno, las iglesias del Señor no son cosas misteriosas e invisibles. Se reúnen para alabar al Señor y para animarse unos con otros. Por lo tanto se pueden encontrar en momentos y lugares particulares. Sus miembros tienen nombres reales (tal como en Romanos 16). Esta verdad tiene un punto práctico: Cuando usted viene a Cristo, usted necesita encontrar al pueblo de Cristo en su área. Pablo, por ejemplo, "trató de reunirse con los discípulos en Jerusalén" (Hechos 9:26). Para algunos esto podría parecer difícil.
La palabra "iglesia" en Romanos 16:16 y en pasajes similares, significa asambleas locales o congregaciones (No significa divisiones o denominaciones). La congregación de Corinto, por ejemplo fue llamada "la iglesia de Dios en Corinto" (I Corintios 1:2). El Nuevo Testamento usa muchas formas para referirse a la iglesia, y sus congregaciones. Para más ejemplos ver Mateo 16:18: 18:17; Hechos 2:47; 8:1,3; 9:2; 13:1; 20:28, Romanos 16:1,5,16; I Corintios 3:9; 7:17; 10:32; Gálatas 1:2, 13,22; Colosenses 1:18; I Tesalonicenses 2:14; I Timoteo 3:5; I Pedro 2:5; Hebreos 12:23,28 y Apocalipsis 1:4; 2:1. La variedad muestra que éstos no son puestos como nombres formales. Por lo tanto no deberíamos pensar en ningún nombre como "el nombre oficial", tal como se requeriría para un edificio o rótulo.
Hay áreas del mundo que tienen pocos cristianos. Otras áreas podrían tener "iglesias", pero muy pocas calzan en la descripción del Nuevo Testamento. En éstas, como en todos los casos, deje que Dios actúe a través de usted. Conforme usted viva fielmente y enseñe el Evangelio, otros lo creerán y obedecerán. Nuevos discípulos se reunirán con usted. La palabra de Dios es su semilla (Lucas 8:11), y así es como Dios siembra su iglesia en cada nuevo lugar. Sin embargo, antes de empezar una nueva obra, debería intentar buscar una congregación de Cristo en su área. Empiece con preguntas bíblicas simples:
¿Qué creen estas personas acerca de Dios, Cristo y las Escrituras?
El fundamento de la iglesia es la gran verdad de que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios (Mateo 16:16-19; I Corintios 3:11). La iglesia respeta las Escrituras y se funda sobre la palabra de Dios a través de sus apóstoles inspirados (Mateo 16:16-19; Juan 16:13; 17:8,17-20; II Timoteo 2:15; 3:14-4:5; II Pedro 3:2,15-16).
¿Qué es lo que esta gente enseña y practica acerca de entrar en Cristo y su iglesia?
Usted podría encontrar que la manera de hacerse "cristianos" es diferente de la Cristo. Si es así, están en serios problemas (Mateo 7:13-23; 23:13; Gálatas 1:6-9; II Pedro 2:1-3). Ciertamente usted no querría unírseles en su obediencia. Pero sí, por otra parte, esta gente cree y obedece verdaderamente al Evangelio, éstos son miembros de la iglesia del Señor. Recuerde que la gente que una vez llegó a ser cristiana puede caer. Pueden sacar a otros de Cristo (Gálatas 1; II Pedro 2). También, Jesús puede rechazar sus congregaciones si continúan apartándose de él (Apocalipsis 2:5; 3:3,15). Así nosotros debemos hacer otra pregunta.
¿Se mantiene esta congregación siguiendo a Cristo?
Ninguna congregación en los tiempos del Nuevo Testamento era perfecta, de hecho, muchas tenían debilidades. Aún más, el significado básico de "discípulo" es aprendiz o seguidor. Jesús dijo, "si permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos" (Juan 8:31; también ver 13:35; 15:1-8). Efesios 5:24 describe el cuerpo de Cristo como "la iglesia" que se "somete a Cristo". Algunos ya no se someten a las más claras órdenes de Cristo. Algunos hacen su rebelión formal, escribiendo falsas enseñanzas en las "reglas de la iglesia". Debemos volver a la confesión central del Evangelio - ¡Jesús es el Señor! Tiene toda la autoridad (Mateo 28:18). Es la "cabeza sobre todo para la iglesia, la cual es su cuerpo" (Efesios 1:22). En obediencia a la Cabeza (Cristo), un verdadero discípulo quiere encontrar y trabajar con su cuerpo (otros discípulos verdaderos).
De esta manera, los discípulos se pueden alentar totalmente unos a otros. La voluntad de Cristo se puede honrar, y su causa adelantar, tal como él lo quiso

VIVIENDO LA MISIÓN DE DIOS

El compartir es una parte importante de la vida nueva en Dios. Hay una simple razón para esto. Dios, en su propia naturaleza, es tan cuidadoso que Juan dice, "Dios es amor" (I Juan 4:8). Juan también señala que el amor se expresa a sí mismo al dar (Juan 3:16).
"En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él" (I Juan 4:9).
Aceptar la vida de Dios significa compartir su amorosa naturaleza de dar.
"En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos" (I Juan 3:16).
¿Qué hace este tipo de amor cuando ve la necesidad material de un hermano? Se pone en acción para ayudarlo (I Juan 3:17-18). Los primeros cristianos nos dan un gran ejemplo. Escogieron dar generosamente, como Dios da (Hechos 2:44-45; 4:32-37; 11:27-30; II Corintios 8,9).
De la misma manera, el amor es activo al llenar necesidades espirituales. Los que están sin Dios enfrentan castigo eterno (II Tesalonicenses 1:6-9). Sólo al oír el Evangelio pueden creer y ser salvos (Romanos 10:17). Esta es la razón del por qué Jesús les dio la más grande misión de misericordia a su pueblo, a menudo se le llama "la Gran Comisión". Jesús completó el trabajo para salvar a todas las personas. Él sufrió, murió y se levantó en el evento del Evangelio. Ahora nos da la parte de servir y contar a otros las Buenas Nuevas, de manera que ellos puedan disfrutar su salvación.
"Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado" (Marcos 16:15-16).
"Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándoles en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo" (Mateo 28:18-20).
¿Ve cómo quiere alcanzar Jesús - a través de su pueblo - a toda persona de la tierra? ¿Ve el método que Jesús planeó para que lo usaran todos sus seguidores?
Comenzó con aquellos que oyeron primero a Jesús. Estos ayudaron a otros a llegar a ser "discípulos" a través de la fe, el arrepentimiento y el bautismo.
Estos nuevos discípulos aprenden mayor obediencia. Obedeciendo "todas" las órdenes de Cristo, ciertamente obedecen esta orden de Mateo 28:18-20.
Esto significa que hacen a otros discípulos - enseñándoles a obedecer - "todas" las órdenes de Cristo, que incluye aún a Mateo 28.
Estos discípulos más nuevos, obedeciendo Mateo 28, hacen más discípulos. Les "enseñan a obedecer "todas" las órdenes de Cristo, incluyendo Mateo 28. Y así sucesivamente.
¿Qué es lo que se debe enseñar a cada discípulo nuevo?
"Todo" lo que Cristo lo ordenó a los apóstoles. Así la misma Cristiandad, que Jesús primero planeó y construyó, debe continuar de generación a generación. Debe ir a los extremos del mundo, y al fin del mundo. Las palabras de la Gran Comisión guardan viva esta verdad inmutable: Jesús quiere sólo su propio tipo de Cristiandad. Tiene "toda autoridad" ¿Cuánta autoridad queda para que otros hagan cuanto cambio deseen? Debemos extender la cristiandad original de la Escritura (no otra forma posterior de "Cristiandad" hecha por hombres).
¿Quién debe pasar esta cristiandad original?
Mateo 28 muestra que toda persona que se convierte en discípulo debe convertirse en fabricante de discípulos. Esta Comisión es tan Grande que requiere de la iglesia entera. Cada miembro comparte las Buenas Nuevas (Hechos 8:4; Colosenses 4:5-6; Hebreos 5:12; I Pedro 2:9; 3:15). Como equipo de Dios, cada uno trabaja, usando sus papeles y habilidades especiales (Romanos 12:3-8; I Corintios 3:5-15; Efesios 4:4-16; I Pedro 4:10-11). Esto encaja en la enseñanza del Nuevo Testamento que cada miembro es un sacerdote de Dios (I Pedro 2:5,9; Apocalipsis 1:6).
¿Cómo se debe pasar esta cristiandad original?
Cristo usa a los discípulos. Es decir, usa a aquellos que continúan aprendiendo y obedeciendo. Los que comparten el Evangelio gracias a sus vidas cambiadas y sus palabras. (Algunos incluso envían cartas y lecciones - Lucas 1:1-4; Juan 20:30-31; Hebreos 13:22. Esta lección está en sus manos debido a que alguien se preocupa por usted). Los cristianos usan "todos los medios", que sean honrados y útiles, para ganar gente (I Corintios 9:22-23). Jesús planeó que los primeros mensajeros hicieran más mensajeros, que hacían más mensajeros, los cuales a su vez hacían más mensajeros...(Mateo 28; II Timoteo 2:2) A través de esta reproducción, este método multiplicador, la cantidad de obreros siempre se mantiene creciendo. En un tiempo relativamente corto cada persona de la tierra tendría oportunidad de oír estas Buenas Nuevas (Ver Colosenses 1:23).
Algunos preguntan, "Si este método es tan eficaz, por qué hay tantos que nunca han oído el evangelio?
EL PROBLEMA: Satanás cambia el mensaje. Muy a menudo los que están trabajando no están extendiendo la Cristiandad bíblica. Se multiplican bastante bien, pero no obedecen completamente el Evangelio. Algunos también esparcen evangelios falsos (Gálatas 1:6-10; 2 Corintios 11:4). Satanás también descorazona a los discípulos. Dice, "usted podría meterse en problemas por hacer esto. Deje el trabajo a alguien mejor". Muchos miembros no se dan cuenta de su parte en el plan de Cristo. Cada obrero es como un eslabón en una cadena viviente. Se pasa el Evangelio a lo largo de esa cadena de una persona a la siguiente. Cuando Satanás logra que un discípulo sea inactivo, quita un eslabón importante para otros. Corta a miles que deberían ser alcanzados a lo largo de esa línea multiplicadora del discípulo.
LA SOLUCION: ¡Escuche a Cristo! Vuelva a su evangelio y sus claras órdenes. Puede hacerlo porque el Evangelio ha sido guardado en forma segura y precisa para usted en el Nuevo Testamento. Si todavía no ha creído al Evangelio, mire más de cerca sus evidencias maravillosas. ¡Empiece a creer! Si no ha obedecido todavía el Evangelio, haga lo que sabe que es correcto. ¡Obedezca el Evangelio! Si ha entrado en Cristo por su evento del Evangelio, entonces empiece a servir. ¡Viva el Evangelio! ¡Estas son Buenas Nuevas, y la gente lo necesita! Empiece a compartir inmediatamente las Buenas Nuevas, al igual que los primeros discípulos de Jesús (Juan 1:40-16; Hechos 9:20). ¿Ha aprendido lo suficiente como para entrar en Cristo? Si es así, ya sabe bastante para contarles a otros cómo entrar en Cristo. Aunque sea joven en la fe, puede compartir lo que ha aprendido. Muchos otros en su cadena de influencia dependen de usted. Sin usted nunca aprenderían a obedecer el Evangelio.
El gran deseo de Jesús es que todos conozcan sus Buenas Nuevas. Deben conocer el Evangelio para ser salvos (Romanos 1:16; 10:13-14,17). Es por esto que dio los medios más poderosos para extender el Evangelio - cada uno que lo recibe, llegar a ser, con su ayuda, alguien que lo comparte.

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